jueves, 16 de junio de 2016

The cold Star (III)





Disclaimer: Ninguna imagen es mía. Por lo cual, no aplico ningún derecho sobre ella, ni me lucro con ellas. Y Avril y Hayden son míos; sus almas y resto de personajes conocidos pertenecen a la señora Meyer.


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El cielo y el agua parecían unidos por un horizonte difuminado. No distinguía donde empezaba el uno y terminaba el otro, complementados en una perfecta simetría como de dos mitades de un espejo se tratase.
Lo más extraño era encontrarme tumbada en el agua, flotando, tranquila y ausente de pensamientos en mi cabeza, buscando una pequeña nube blanca en aquel cielo tan azul.
Estaba segura, al cien por cien, que se trataba de un sueño, porque en cualquier circunstancia de la vida real, yo huiría instintivamente del agua. Pero ahí estaba yo, relajada, mientras estiraba los brazos y movía los dedos de los pies.
Y en medio del éter, una voz susurrándome.
Me hizo salir del estado de trance en el que me encontraba. Yo la conocía y estaba aprendiendo a amarla.
—¿Hayden?—pregunté intentando mover la cabeza de un lado a otro para localizarle.
Pero él no estaba en ninguna parte.
—¿Qué parte del trato no has comprendido?—Parecía enojado. Entonces comprendí que no se trataba de él. Había cierta cadencia en sus palabras como si las estuviese cantando. Hayden tenía una voz más grave.
Intenté mover la cabeza negando entender lo que me estaba diciendo, pero el pelo mojado actuaba de contrapeso atrayendo mi cuerpo hacia abajo. Y empezaba a hundirme.
—Te dije que te dejaría continuar con tu vida si hacías como si nunca hubiese existido...
—¿Qué es lo que nunca hubiese tenido que existir?—Luchaba por incorporarme pero el agua me tenía atrapada. Y entonces el miedo me invadió.
"Como si nunca hubiese existido", repitió varias veces un eco.
De las profundidades del agua surgieron unas gruesas ramas de árboles que se enredaron entre mis piernas y me apretaron con fuerza mis muñecas. Me resistía pero lo único que conseguía era que todo me doliese.
El cielo empezó a nublarse hasta que adquirió el color de una noche  de luna nueva sin estrellas y en torno a mi cuerpo, el agua empezaba a congelarse.
Y entonces me hundí.

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